La doctora Eleanor Arroway, protagonista de la novela Contacto de Carl Sagan, «recordaba vagamente un cuarteto —¿era de William Butler Yeats?— que en otra época utilizaba para consolar a sus desdichados amantes porque, como siempre, era ella quien decidía poner fin a la relación.
Dices que no hay amor, mi amor,
a menos que dure para siempre.
Tonterías; hay episodios
mucho mejores que la obra entera.» [1]
La duda de la doctora Arroway está justificada: en realidad no debemos el poema a Yeats, sino a una poeta estadounidense llamada Grace Fallow Norton (1876-1962). Es probable que estos versos quedaran impresos en la memoria de Sagan (luego veremos que algo imperfectamente) y el tiempo acabara por difuminar la noticia de su autora. La confusión, no obstante, no es inexcusable: «la vida de Norton no se ha contado nunca fuera de su círculo familiar y su obra no es muy conocida» [2]. Estas líneas pretenden aliviar algo esta situación.
La primera antología de Norton, Little Gray Songs from St. Joseph’s (1912), la colocó entre las poetas más prometedoras de Estados Unidos. La obra, que recoge poemas escritos desde el punto de vista de una niña hospitalizada, está dedicada a su marido, quien la abandonó pocos meses después. Norton, huérfana desde los diez años, había aprendido desde muy joven a superar desgracias personales y no tardó en rehacer su vida junto a su segundo marido, el pintor George Herbert Macrum. Los versos de su segunda antología (The Sister of the Wind, 1914) reflejan los vaivenes sentimentales de este periodo.
Sin esperar a que la obra acabara de imprimirse, el nuevo matrimonio embarcó hacia Hamburgo con la intención de visitar París y Bretaña. En este rincón de Francia los sorprendió la Primera Guerra Mundial. Con trenes y barcos movilizados para el traslado de tropas e interrumpidas las transferencias bancarias, Norton y su marido tardaron dos meses en huir del continente y refugiarse en Inglaterra, si bien las esperanzas de obtener un billete de vuelta a Estados Unidos seguían siendo escasas. Cuando por fin lograron descruzar el Atlántico, medio año después de haber iniciado el viaje, llevaron consigo los cuadros pintados por Macrum en aquella época, pero el destino de estos parecía fijado de antemano y muchos de ellos acabarían consumiéndose en un incendio años después junto con muchos de los recuerdos de la infancia de Norton.
Acaso los acontecimientos de estos meses y las restricciones impuestas a los telegramas libraron a Norton de recibir las primeras críticas a The Sister of the Wind. No tardaría en descubrir que estas eran menos favorables que las de su primera obra. Una reseña de la revista Poetry consideraba su estilo anticuado e inmaduro, aunque también reconocía el mérito de algunos de sus versos [3]. Nada impide imaginar entre estos últimos los de un poema titulado Von ewiger Liebe:
You say there is no love, my love,
Unless it lasts for aye!
Oh, folly, there are interludes
Better than the play.
You say lest it endure, sweet love,
It is not love for aye?
Oh, blind! Eternity can be
All in one little day. [4]
Creo no equivocarme al afirmar que este poema está inédito en español, al menos en su versión completa de dos cuartetos. Habrá quien opine que la pobre traducción que propongo a continuación es anticuada e inmadura. Mi único consuelo es no tener que atravesar una guerra y un océano para descubrirlo.
Dices que no hay amor, mi amor,
a menos que dure para siempre.
Qué tontería; hay entreactos
mejores que la obra principal.
¿Dices que de no perdurar, dulce amor,
el amor no es para siempre?
¡Qué ceguera! En un breve día
cabe toda la eternidad.
La novedad más evidente con respecto a la versión que aparece en Contacto es la existencia de un segundo cuarteto. Los lectores atentos habrán notado además otras discrepancias: el poema de Norton no habla de episodios, sino de entreactos (interludes en lugar de episodes en el inglés original), y estos no son «mucho mejores» que la obra con la que se comparan; solo «mejores». Estas diferencias quieren confirmar que Sagan trasladó el poema de memoria, sin una referencia escrita del original. De ser cierto, también establecen que la memoria de Sagan comparte rasgos con la del resto de la humanidad, lo cual es alentador.
Las siguientes colecciones de poemas de Norton tienen un carácter más bélico y político. En What is your legion? abogaba abiertamente por la intervención de Estados Unidos en la guerra, mientras que los contrastes en la militarización de la hasta entonces apacible Bretaña inspiró los versos de Roads. A pesar de la publicación de ambas obras en el mismo año (1916), su carrera como poeta no acababa de despegar y Norton cada vez dependía más de su labor como traductora. Una de estas traducciones, The Odyssey of a Torpedoed Transport, fue un gran éxito de ventas en 1917. Se trata de una colección de cartas anónimas, supuestamente obra de un marino mercante francés cuyo barco se vio envuelto en el conflicto bélico. Norton, al igual que sus lectores, creía firmemente en la autenticidad de estos documentos, si bien más adelante se revelaron como creaciones literarias del escritor Maurice Larrouy.
Antes de esta revelación, Norton lamentaba en el prefacio que el anonimato impidiera al autor recibir el reconocimiento que merecía [5]. Que Grace Fallow Norton lamente la influencia anónima de un personaje ficticio en una guerra muy real hace menos patético lamentar que no se reconozca la influencia de Norton en la vida de Eleanor Arroway, descifradora de los misterios más íntimos del Universo en la novela de Sagan. O eso quiero pensar.
Debido a un temblor de manos, Macrum abandonó la pintura. Norton, en solidaridad con su marido, también dejó de escribir.
NOTAS
1. Sagan, Carl. Contacto. Traducción de Raquel Albornoz. Barcelona: Plaza & Janés, 1985.
2. Hutchison, Hazel. The War That Used Up Words: American Writers and the First World War. New Haven y Londres: Yale University Press, 2015. Las notas biográficas están tomadas de esta obra.
3. Poetry: A Magazine of Verse. Chicago: Poetry Foundation, noviembre de 1914.
4. Norton, Grace Fallow. The Sister of the Wind. Londres: Constable, 1914.
5. «Some small recognition of the part he was playing would have been so sweet to him! He received none. But to believe in one’s work is the sweetest reward one can have and he had this reward at last, for he came to believe in the Merchant Marine». (Larrouy, Maurice. The Odyssey of a Torpedoed Transport. Traducción y prefacio de Grace Fallow Norton. Boston y Nueva York: Houghton Mifflin, 1917).
Me ha encantado :-). Ahora quiero leer más, así que ya sabes.